La divina proporción se encuentra en el cuerpo humano, el arte, la naturaleza e incluso en la música. Durante toda la historia hemos conocido este término como un concepto que se refiere a la armonía y la perfección. En el post de hoy vamos a conocer qué significa este concepto en relación con la medicina estética, un sector en el que destaca. Además, en nuestra escuela podrás obtener formación en este sector gracias a la Maestría en Medicina Estética Facial y Corporal.
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¿Qué significa la divina proporción?
En realidad, la divina proporción ha adquirido varias formas de denominarse a lo largo de los años. Podemos conocerla también como proporción áurea, sección áurea, razón áurea o número áureo. ¿Qué es exactamente? Para conocer realmente qué es, debemos hablar primero de su origen. Fue en el siglo XVI cuando Leonardo Pisano (un famoso matemático italiano) hizo el gran descubrimiento de la sucesión de Fibonacci, que posteriormente se convirtió en la divina proporción.
Así pues, este descubrimiento sostenía que la suma de dos números consecutivos siempre tiene como resultado el número siguiente. Asimismo, la relación entre cada pareja de números se va aproximando cada vez más al número conocido como número áureo: 1,618034.
Más tarde, un teólogo y matemático italiano (Luca Pacioli), escribió un libro llamado “La Divina Proporción” en el que nombraba y explicaba los 5 motivos por los que este número era divino. Por consiguiente, su aplicación dejó de ser únicamente considerada por la geometría, convirtiéndose en un concepto que consigue realzar la armonía y la belleza del arte o los objetos.
¿Qué es la proporción estética?
Seguramente te estés preguntando, ¿qué tiene que ver este concepto con la estética? Dejando de lado la influencia que nos brinda la época, la cultura y la sociedad en general, la belleza se basa en una serie de medidas que se encuentran presentes en todos esos elementos que las personas consideramos bellos. Como imaginarás, el número áureo o número de oro compone esas medidas.
Al parecer, el cociente entre la altura y la distancia del ombligo a la punta de la mano es el número de oro. Es decir, según esta proporción, la representación de belleza ideal se consigue al multiplicar 1,618 por la distancia entre el ombligo y el suelo. Aun así, estas medidas pueden variar dependiendo de los rasgos de las personas africanas y asiáticas. Resumidamente, la proporción áurea se considera como una percepción de lo bello con relación en la armonía que encontramos en las medidas. Así pues, a pesar de que la belleza es subjetiva, se considera que hay algo próximo a la belleza absoluta a través de este número de oro.
Proporción áurea en la medicina estética facial
En la actualidad, la divina proporción aplicada a la belleza del rostro es una herramienta que se utiliza por los profesionales de la medicina estética como una guía. ¿Quieres saber cuáles son los principales aspectos que tienen presente? A continuación, te los explicamos:
- Lo primero a tener en cuenta es que debe haber una relación entre el ancho y el largo de la cara de 1,168.
- Por otra parte, la longitud de la nariz y la distancia existente entre las cejas y los labios debe dar un resultado que coincida con esta relación.
- Para medir la longitud del rostro es necesario tomar la distancia entre la unión de las cejas y la punta del mentón.
- La relación entre la longitud del labio y el ancho de la nariz es otra de las referencias.
- La distancia entre la punta del ojo y la ceja también se mide para compararla con la proporción.
- Finalmente, se toma la distancia desde la punta del mentón hasta el labio inferior y desde la punta del mentón hasta la nariz.
¿Cómo se observa la divina proporción en medicina?
El médico que está familiarizado con pacientes que piden la corrección de algún defecto estético o que quieren mejorar algún rasgo de su apariencia, desarrolla habilidades para apreciar la belleza según sus conocimientos y su propia percepción. Aunque la belleza es relativa, los conceptos de belleza ideal se basan en el análisis de la observación del equilibrio, de la armonía del cuerpo y del rostro. De esta forma es posible distinguir lo estético de lo que no lo es.
Para la cirugía plástica, como para la ciencia médica que estudia la forma, el estudio de las proporciones divinas tiene gran relevancia cuando se pretende hacer una modificación quirúrgica para llevar la apariencia de un individuo a una armonía objetiva.
Sir Harold Gillies, uno de los iniciadores de esta especialidad médica, declaró que “la cirugía reconstructiva pretende llevar a un individuo a la normalidad, mientras que la cirugía estética lo lleva más allá de lo normal”.
Proporciones corporales
En los recién nacidos el ombligo divide el cuerpo en dos partes iguales; en un cuerpo desarrollado normalmente, la relación entre la parte superior del cuerpo, de la cabeza al ombligo, y entre ésta y la planta de los pies cumple la denominada medida y extrema razón, propia de la sección áurea, es decir, 3.5 = 5.8.
A partir de ahí, otras zonas de nuestra anatomía pueden ser divididas según la razón áurea: la cara, la cabeza, las manos, los dedos, los pies, etc.
Por ejemplo, la altura del cuerpo corresponde siete veces a la altura de la cabeza; la anchura de los hombros corresponde tres veces a la anchura de la cabeza; la distancia de la cadera a los pies es de cuatro cabezas; la altura del tórax es de cuatro cabezas. Los ojos se encuentra a la mitad de la distancia entre la parte más alta de la frente y el mentón.
Una línea recta que sube de las comisuras bucales coincide exactamente con las pupilas. La proporción más superior de las orejas coincide en una línea recta con las cejas. La porción más superior de las orejas coincide en una línea recta con la base de la nariz.
La aplicación de estos conceptos da proporcionalidad en las operaciones quirúrgicas, que tienen como propósito el conseguir una armonía estética, ponen de manifiesto la relación que existe entre la medicina y el arte. Por lo tanto, las proporciones divinas se aplican perfectamente en la cara humana y la proporción de 1:618 es constante en el balance de un rostro.